Jeremy Lin

Todo el mundo habla y pregunta por Jeremy Lin. Hace diez días nadie conocía la verdad y ahora todo el mundo quiere saber si es lo que parece. Así empezaba Antoni Daimiel un artículo sobre Lin, Jeremy Lin. 

‘J-Lin’, ‘LINsanity’, ‘Yellow Mamba’, ‘SuperLINtendo’, ‘LINning’ o como cómo quieras llamarlo. El pasado viernes pude ver a la nueva sensación de la NBA en acción y bajo mi punto de vista es un buen jugador pero no es una megaestrella. Lo que está claro es que tiene descaro, y es eso lo que le hace diferente. No tiene miedo. Quiere triunfar y sabe que tiene que aprovechar su oportunidad para no caer de nuevo en el ostracismo. 

¿Cómo lograrlo? La respuesta es simple. Con actuaciones como su partido contra Lakers. Y es que las grandes figuras se encumbran en la Catedral de la NBA. El Madison Square Garden. 

Jeremy Lin fue recibido con la mayor de las ovaciones al ser presentado y cada vez que tocó un balón organizó un revuelo considerable. Todo el pabellón, absolutamente todo el pabellón, animaba al #17, que cada vez que anotaba una canasta escuchaba como en los altavoces del MSG sonaba el ‘All I Do Is Win’ de DJ Khaled, al que el público bautizó como ‘All I Do Is LIN’. Todo lo contrario a lo que sucedía cada vez que Kobe Bryant entraba en escena. El jugador de los Lakers recibió todo tipo de insultos e improperios acompañados de abucheos. Los nuevos fans de ‘J-Lin’ no perdonaban a ‘The Black Mamba’ que horas antes hubiera declarado que “sé quién es [Jeremy Lin] pero no tengo ni idea de lo que está haciendo o lo que pasa con él”. Y lo que pasaba era que el base chino-americano endosó 38 puntos a los Lakers de Kobe como quien se come un paquete de pipas… casi sin darse cuenta.

Ahora está viviendo el sueño americano pero, durante los últimos seis meses, la vida de este licenciado en Económicas por la Universidad de Harvard no fue del todo fácil. Su fichaje por Golden State se dice que fue gracias al hijo del dueño de la franquicia con el que coincidió en la Universidad pero su periplo por Oakland no duró mucho. El 9 de diciembre cuando fue cortado por los Warriors y al día siguiente fichó por Houston Rockets donde no llegó a iniciar la temporada. 

Finalmente, el 27 de diciembre de 2011, Lin se mudaría a New York para firmar por los Knicks y dormir en el sofá de la casa de su hermano. Era un completo desconocido en la Gran Manzana. Tanto que ni le dejaban entrar en el estadio. 

La noche antes de su primera hazaña ante los Nets cambió el sofá de su hermano por el de su compañero de equipo Landry Fields. Ahí comenzó todo. Tras las lesiones de Carmelo Anthony y Amar'e Stoudemire había llegado su momento. 

Después de aquella noche, los Knicks han encarrilado 6 victorias consecutivas. La última, esta madrugada ante los Raptors de Calderón. Lin ya es una realidad pero ¿ha venido para quedarse?

(Fuente: www.basket4us.com)