The Boss

Han sido muchas las grandes noches que he vivido en el Bernabéu pero lo que viví anoche fue diferente. No fue una eliminatoria de Champions, no fue una épica remontada o un gol en el último minuto. No fue nada de eso. Fue algo distinto. 

Han pasado varios meses desde que compré la entrada un día de diciembre. Fueron varias las horas de espera desde que pisé el césped del Bernabéu. Y por si no fuera suficiente, media horita más de regalo digna de una estrella del rock. El Bernabéu estaba preparado y coreaba su nombre ¡Bruce! ¡Bruce! ¡Bruce! Poco a poco fue desfilando por el escenario la maravillosa E Street Band y por último él. The Boss. The fucking Boss. 

One, two, three, four…

Así comenzaba un concierto de 4 horas imposible de describir con palabras. Hay que sentirlo. Desde Badlands, canción con la que abrió el concierto hasta Dancing in the Dark pasando por Because The Night (mi preferida), The Rising o Thunder Road. 

Tremendo espectáculo el que nos brindó anoche Bruce Springsteen dejando claro por qué él es el Jefe. Qué derroche de energía en cada canción, en cada nota, en cada momento que se dirigía al público. Era un veterano con la ilusión de un novato. 

Hoy, tengo una imagen grabada en la retina. Y no es otra que The Boss con un Bernabéu entregado como imagen de fondo. Cierro los ojos y veo esa imagen. Me veo con los brazos en alto. Saltando. Cantando “Because the night belongs to lovers, because the night belongs to us”… Apenas he podido dormir unas horas esta noche. Soy presa del sueño pero no importa. Mereció la pena y de qué manera. Impresionante. Enorme. Grande. The Boss.

P.S.: Le prometí a mi amigo Javi que la próxima vez que volviera Springsteen iría con él. Cumplí mi promesa. Bruce dijo ayer que volvería. Estoy dentrísimo.