Hace una semana se celebró el primer centenario de la Gran Vía madrileña, y de entre todos los homenajes y noticias de los medios de comunicación hubo una que me llamó especialmente la atención. Solo una sala de cine mantiene los clásicos carteles pintados a mano.
Y es que la imagen de los cines de la Gran Vía con grandes carteles pintados a mano eran habituales, llegando en su momento álgido a poseer trece cines mostrando novedades cinematográficas. De aquellos trece, solo quedan tres. Y de esos tres, el Palacio de la Prensa es el único que los sigue mostrando en su fachada.
Hubo un tiempo ingenuo de carteles pintados, cuando lo primordial era atraer la mirada del transeúnte aunque a veces costara reconocer al actor protagonista. En mi caso, cada vez que paso por la plaza de Callao no puedo resistir mirar a la cartelera y poder ver, lo que puede considerarse como arte urbano.
Nos encontramos ante ¿arte publicitario o publicidad artística?
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