lunes, 19 de diciembre de 2011

Aplauso

Hace unas semanas un amiguete me preguntó “¿por qué aplaudimos? ¿desde cuándo se utiliza el aplauso?” La verdad que nunca me lo había planteado pero tirando un poco de lógica le dije que era algo que venía de lejos destinado a hacer ruido.

Pues poco más o menos. El aplauso (del latín applaudere) es principalmente la expresión de aprobación mediante palmadas, para crear ruido. Como forma de comunicación no verbal de masas, el aplauso es un indicador simple de la opinión media relativa del grupo completo: cuando más ruidoso y prolongado, mayor aprobación.

La costumbre de aplaudir puede ser tan antigua y estar tan extendida como la propia humanidad, y la diversidad de sus formas está limitada únicamente por la capacidad de los medios disponibles para hacer ruido. Dentro de cada cultura, sin embargo, el aplauso suele estar sujeto a ciertas convenciones. Los antiguos romanos tuvieron un conjunto ritual de aplauso para las representaciones públicas, expresando diversos grados de aprobación: golpear los dedos, dar palmadas con la mano plana o hueca, o agitar el faldón de la toga, lo que el emperador Aureliano sustituyó por pañuelos (orarium) que distribuyó entre el pueblo. En el teatro romano, al final de la obra, el protagonista gritaba Valete et plaudite! y la audiencia, guiada por un corego no oficial, coreaba su aplauso antifonalmente. Esto a menudo era organizado y remunerado.

Con la proliferación del cristianismo, las costumbres del teatro fueron adoptadas por las iglesias. Eusebio cuenta que Pablo de Samosata animaba a la congregación a aplaudir sus sermones agitando sus ropas de lino, y en los siglos IV y V el aplauso de la retórica de los sermones populares se habían convertido en una costumbre habitual. El aplauso en las iglesias terminó sin embargo pasando de moda y, en parte debido a la influencia de la atmósfera cuasi religiosa de las representaciones de Wagner en Bayreuth, el espíritu reverencial que inspiró este decaimiento pronto se extendió a los teatros y salas de concierto.

El aplauso indiscriminado es ampliamente considerado una violación de la etiqueta concertística de música clásica. Ha habido cierto número de intentos de restringirlo en diversas circunstancias. Por ejemplo, los teatros de Berlín prohíben el aplauso durante el espectáculo y antes de la bajada del telón.

Aplauso de sordos
Las personas sordas tienen su forma de aplaudir o de dar su ovación ante lo presenciado. Ya que el aplauso es algo sonoro, y ellos no pueden escuchar su aplauso, lo que hacen es alzar las manos y moverlas en el aire, expresando su aprobación.

1 comentarios:

  1. Muy interesante el artículo. Me ha llamado la atención y he tenido que leerlo. Parece propio de revista divulgativa, estilo Focus o Muy Interesante.

    Me pregunto si es una evolución de un gesto arcaico, como la sonrisa, si los primates también aplauden o hacen ruido con las palmas cuando se emocionan. A mí me suena que sí.

    Saludos

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