Tras la polémica sobre el Balón de Oro de ayer, hoy vuelvo a mencionar la Ley Antitabaco, que como ya sabéis, desde este blog se ha seguido minuciosamente.
Diez días después de su entrada en vigor ya podemos hacer un pequeño balance. Y como no podría parecerme de otra forma, resulta completamente positivo.
Hace unos días leía un tweet que decía: “Se acabó el no poder disfrutar la comida en los restaurantes; el sabor depende tanto del gusto (20%) como del olfato (80%)”. Los porcentajes pueden parecer un tanto desorbitados pero sí que es verdad que es lo primero que notas al entrar en un bar. El olor.
El pasado día 2 (el día del estreno) me fui a tomar un chocolate con churros al centro de Madrid con unos amigos y al entrar al bar todos nos percatamos de lo mismo. “¿A qué huele?” ¡Huele a chocolate! ¡El bar huele a chocolate! Qué sensación… Lo malo es que por mucho que oliese a chocolate luego no estaban tan buenos como parecía.
Los iluminados que decían que la ley haría que la gente dejara de salir se equivocaba. El que decía que la gente no cumpliría la ley se equivocaba. Obviamente siempre están los insurrectos de turno, pero aún no he visto a nadie llamar la atención a un fumador dentro de un bar o restaurante. Los fumadores que apelaban a la “caza de brujas” por ser fumador, también se equivocaban. No creo que se les considere unos “yonquis” del fumar.
En definitiva, creo que la ley ha sentado bastante bien (sé que hablo desde una posición ventajista) pero es así. El hecho de estar libre de humos en los lugares públicos lo han agradecido tanto los no fumadores como un gran porcentaje de los que sí lo son.
0 comentarios:
Publicar un comentario